Siembras de calidad: planificación, tecnología y precisión para cada ambiente

Siembras de calidad: planificación, tecnología y precisión para cada ambiente

La campaña gruesa 2025/26 avanza con un desafío compartido en todo el país: lograr siembras de calidad que aseguren implantaciones parejas y rindes estables.
Cada región enfrenta sus propias limitantes —desde veranos secos hasta ventanas cortas de siembra—, pero los productores coinciden en una misma premisa: el éxito empieza mucho antes de que la semilla toque el suelo.

Planificar, diagnosticar y ajustar la tecnología al ambiente son las claves que definen la diferencia entre improvisar y producir con precisión.

Anticiparse: el punto de partida de una buena siembra

En el noroeste bonaerense, Jorge Muriel, productor de la Regional Aapresid Lincoln, lo resume con claridad:

“El 80% de los errores surge de improvisar. La siembra de este año comenzó con la cosecha de la anterior”.

En su zona, la humedad no suele ser un problema, pero el exceso de rastrojo y las bajas temperaturas en siembras tempranas pueden comprometer la emergencia.
Por eso, la estrategia se centra en esperar condiciones térmicas óptimas —al menos 10 °C a media mañana durante varios días consecutivos— y asegurar una profundidad de siembra de alrededor de cinco centímetros, donde el suelo mantiene una temperatura más estable.

Muriel también enfatiza la importancia de verificar la línea de siembra: discos bien afilados y un buen contacto semilla-suelo garantizan una germinación uniforme. La planificación, acompañada de calibraciones y testeos previos, permite minimizar los riesgos y asegurar la homogeneidad del cultivo desde el inicio.

Bahía Blanca: enfrentar los veranos secos

En el sudoeste bonaerense, el principal desafío es la escasez de agua durante el verano.
Guillermo Fortunato, productor de la Regional Aapresid Bahía Blanca, señala que “las limitantes aparecen cuando queremos forzar demasiado el sistema: intensificar sin pausa, demorar el secado de coberturas o no retirar los animales a tiempo”.

En ambientes restrictivos, el equilibrio entre cobertura y humedad es fundamental. La estrategia local combina densidades de siembra bajas —de hasta 12 000 plantas por hectárea—, calibración milimétrica y un barbecho prolongado que conserve la humedad.
Además, la región avanza en el uso de prescripciones variables, una herramienta que permite ajustar la densidad y la fertilización según la variabilidad del lote, aprovechando al máximo cada ambiente.

“En estos suelos, cada error se nota. Una buena calibración vale más que una tonelada de fertilizante”, resume Fortunato.

Salta: precisión para aprovechar cada ventana

En el NOA, donde las lluvias son escasas y las ventanas de siembra duran apenas unos días, la planificación adquiere un papel decisivo.
Rodrigo Saavedra, de la Regional Aapresid Salta, explica que en su zona “llueve, tenés dos días de ventana, y al tercero sopla el viento y se acabó la humedad”.

Allí, la siembra se planifica con precisión quirúrgica: profundidades de entre 5 y 7 centímetros para ganar margen de humedad, logística anticipada de insumos y manejo estratégico del rastrojo para conservar agua.
Saavedra destaca que sin cobertura, el cultivo “no se implanta” debido a la alta presión térmica, y advierte sobre el cuello de botella tecnológico que representa el uso de sembradoras antiguas y la falta de equipos de dosis variable.

Aun así, la adopción de herramientas digitales para control selectivo de malezas y la fertilización al voleo con urea muestran que la tecnología puede adaptarse incluso a contextos adversos cuando hay diagnóstico y planificación.

Tecnología y diagnóstico: los pilares de una siembra eficiente

Las experiencias regionales comparten un mismo aprendizaje: la tecnología es efectiva solo cuando se aplica con diagnóstico y conocimiento del ambiente.
El uso de monitores de siembra, sensores, mapas de rendimiento y prescripciones variables permite convertir la información en decisiones concretas, optimizando recursos y asegurando implantaciones más uniformes.

En APIX, entendemos que una siembra de calidad no se logra con una sola herramienta, sino con un proceso integral que integra relevamiento, planificación y acompañamiento técnico.
Cada lote es distinto, y por eso cada estrategia debe adaptarse: elegir la fecha adecuada, calibrar la sembradora, ajustar la densidad y analizar la fertilidad son pasos que, en conjunto, definen el éxito de la campaña.

Planificar es producir con precisión

En un contexto climático desafiante y con márgenes cada vez más ajustados, improvisar no es una opción.
La planificación agronómica, la gestión de datos y la tecnología aplicada son la base de una agricultura más eficiente, rentable y sostenible.

En el campo, las siembras de calidad no dependen del azar: son el resultado de decisiones anticipadas, calibradas y validadas en cada ambiente.

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