La planificación de la próxima campaña agrícola en Argentina tiene un protagonista silencioso pero determinante: el fenómeno ENOS (El Niño-Oscilación del Sur). Este sistema climático, vinculado a las temperaturas del Océano Pacífico ecuatorial, es uno de los principales moduladores de los regímenes de lluvias en Sudamérica, y su evolución impacta directamente en las decisiones productivas.
Para la campaña 2025/26, los principales centros de monitoreo climático internacional coinciden en un escenario de neutralidad predominante, aunque con probabilidades crecientes de un evento La Niña hacia fin de año.
ENOS (o ENSO por sus siglas en inglés) es un fenómeno acoplado entre océano y atmósfera que se presenta en tres fases:
El Niño: calentamiento del Pacífico ecuatorial, suele generar lluvias por encima del promedio en el centro y norte argentino.
La Niña: enfriamiento del Pacífico, asociado a déficit hídrico, especialmente en la región pampeana.
Neutralidad: sin cambios térmicos significativos, con menor previsibilidad climática.
Estas condiciones inciden en variables como fechas de siembra, elección de cultivos, manejo de lotes, y disponibilidad de agua en el perfil, entre otros aspectos clave de la estrategia agrícola.
Según el último informe de consenso del Instituto Internacional de Investigación sobre el Clima y la Sociedad (IRI), de la Universidad de Columbia, y respaldado por la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) en Argentina:
Agosto a octubre de 2025: se proyecta una probabilidad del 56% de condiciones neutrales.
Primavera y verano 2025/26: las chances de que se instale La Niña aumentan, pero sin superar significativamente a la neutralidad.
El modelo multimodal de la NOAA (EE. UU.) también anticipa un leve enfriamiento del Pacífico, pero no lo suficiente en duración como para clasificarlo formalmente como evento La Niña.
“El enfriamiento no permanecería el tiempo suficiente como para ser considerado un evento La Niña”, aclara la ORA.
Desde APIX entendemos que la gestión del riesgo climático requiere información clara, modelos confiables y planificación dinámica. La previsión de una campaña mayormente neutral, con indicios débiles de La Niña, exige:
Evaluar cada lote con información precisa.
Ajustar decisiones a la evolución quincenal del pronóstico.
Trabajar con márgenes flexibles y no con certezas absolutas.
Más allá del fenómeno ENOS, otros factores como las temperaturas locales, la humedad del perfil y la distribución intraestacional de las lluvias tendrán un peso decisivo en el éxito de la campaña.
No sobrerreaccionar: una Niña débil o no consolidada no es equivalente a un evento severo.
Escuchar al suelo: el monitoreo de reservas hídricas debe ser semanal, no estacional.
Aprovechar la tecnología: plataformas de imágenes satelitales, sensores y modelos de simulación están al alcance y agregan valor.
Tomar decisiones escalonadas: definir campañas por ambientes y por fechas, no de forma masiva.
La clave no está solo en saber qué pasará con el clima, sino en cómo prepararse para cada posible escenario.
Desde APIX, acompañamos a las empresas del agro a convertir incertidumbre en estrategia, combinando herramientas tecnológicas, gestión por ambientes y planificación climática avanzada.